martes, 12 de octubre de 2010

El Quijote de la agricultura en zonas áridas lucha contra molinos de vapor

No hay nada más apropiado para coronar un campo seco que un molino de viento. Pero si este molino además puede convertir su alrededor en una fértil huerta, podemos estar ante una obra magna de la agricultura sostenible.

Su título es “Water Vapor” y la autoría es compartida por cuatro diseñadores coreanos que proponen, en su sinopsis, utilizar molinos para crear un ambiente donde las plantas pueden vivir con la humedad del suelo, gracias a la conversión del aire en vapor en zonas con agua contaminada o tierra desierta.

La ensoñación de Sang-Wook Park, Lee Sin-Jeong, Lee Ho-Young y Jo Hyeon-Ju tiene su origen en una mezcla de energía solar y eólica que permite obtener vapor del aire, gracias a las diferencias de temperatura que se logran a través de una estructura de vórtice.

El aire caliente tiene mucho más vapor de agua que el aire frío, y este vapor se condensa y se desprende cuando chocan, al igual que pasa con la formación de nubes o cuando abrimos el frigorífico. Si añadimos a la ecuación un aumento de la presión, en forma de aire comprimido por las aspas del molino, el resultado es vapor de agua para entregar a los campos, bajo tierra o superficialmente.

En el diseño de “Water Vapor” el aire cálido se acumula la sección superior, donde se calienta gracias a la insolación del sol; el aire frío entra a presión por la parte inferior, empujado por la fuerza de las aspas del molino. Estas aspas deben girar a “una velocidad cercana a 1.000.000 rpm, comprimiendo el aire para producir la liberación de vapor en el interior de campana”.

Difícil empresa, vive Dios. Los motores producidos hoy en día difícilmente pasan de las 250.000 revoluciones por minuto (aunque taladros muy avanzados pueden llegar hasta las 600.000), así que llegar al millón parece cosa de hidalgos locos. Sin embargo, unos investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología, en Zurich, desarrollaron recientemente un sistema de tracción que puede alcanzar más de 1.000.000 de rpm y es poco más grande que una caja de cerillas.

El rotor cuenta con una estructura de titanio que es capaz de resistir las fuerzas centrífugas extremas sin saltar por los aires, en tanto que los rodamientos están optimizados para velocidades sumamente altas. Los investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología han empleado cable ultrafino de cobre para los bobinados, que son insertados en un cilindro hecho de una clase de hierro no usado hasta ahora en la fabricación de maquinaria.

Otro de los interrogantes es hacia dónde va el vapor y cómo puede ser dirigido hacia los campos sin que éste sea reabsorbido por el aire. Parece que las aspas del molino están recubiertas de paneles fotovoltaicos flexibles, que captan energía para, quizá, hacer funcionar un sistema de bombas neumáticas que distribuyan el vapor bajo tierra antes de que entre en contacto con el ambiente.

Los diseñadores coreanos no lo especifican, aunque en sus bocetos se ven símbolos de aspas neumáticas que indican movimiento continuo y que podrían alimentar desde un sistema de riego por goteo a uno de riego por vaporización.

Posibilidades de instalación: 5%, se trata de una visión muy experimental de la que no se conocen muchos datos sobre su viabilidad. Y cuando se dan, resultan tan locos como enfrentarse a gigantes que giran sus brazos a millones de revoluciones por minuto. Un concepto muy interesante…pero ciertamente novelero.

El “Water Vapor” es uno de los finalistas de los premios de diseño Incheon International Design Awards.

Visto en:

http://blogs.lainformacion.com/futuretech/2010/10/11/molinosvapor/trackback/